De la respuesta que demos a la pregunta que se hacía israel de si dios está o no con nosotros, depende toda nuestra vida de creyentes. Y cuando nos atrevemos a contestar afirmativamente, lo que estamos haciendo es transformar esa pregunta en esta otra: "¿cómo estás, señor, en nuestra realidad? ¿cómo está tu espíritu actuando en nuestro mundo?" para nadie es un secreto que vivimos tiempos oscuros, que nos sentimos perplejos y tentados de desánimo en incontables ocasiones, que carecemos absolutamente de fármacos eficaces para el optimismo y que no conseguimos escapar a la inclemencia de esta época, que alguien ha definido como una especie de máquina sin maquinista o como un coche de carreras con el conductor semiinconsciente... Por eso experimentamos a veces la tentación de grabar nuestros nombres en la lápida de lo que podríamos llamar el "valle de los decaídos". y por eso también necesitamos que el espíritu irrumpa en nuestra noche con el inmenso potencial de esperanza que encierra el recuerdo de jesús y de su palabra. Y, entre los "recuerdos del espíritu", el que ahora estamos necesitando más urgentemente es aquel que nos permita tener ese temple que los cristianos llamamos "esperanza" y cuya característica principal es la de no dejarse derrotar por la enorme fuerza de negatividad acumulada en la historia.
DOLORES ALEXAIND - SAL TERRAE