Ser infiel es, desde luego, reprobable. Tal condición puede acarrearle infinitos dolores de cabeza, pérdidas de tiempo y sueño, broncas, un ojo morado, la ruptura con su pareja, morir solo e incluso ir al infierno. Sin embargo, tranquilícese: como usted, según estadísticas, hay once millones y medio en su país. En este utilisímo manual encontrará, por primera vez reunidas, las reglas de oro del perfecto infiel.
MOLINA MALO - TEMAS DE HOY